Somos ese individuo tachado de “aburrido” que está en contra de la fiesta de cada fin de semana con el grupo de amigos. Somos una legión que está en este mundo por una razón que aún no descubrimos. Y en lo que lo hacemos, nos toca vivir una serie de situaciones que únicamente nosotros entendemos.
Lo hemos intentando, pero no funciona
Sí, salir de la chamba o de la escuela y jalar a la fiesta/reunión/peda/bar/karaoke o cualquiera que sea la fuente de diversión ha sido algo que hemos intentado. Por una u otra razón, no lo aguantamos.
Es como si fuéramos una pieza mal hecha de un rompecabezas.
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Es algo físico
Una de las razones ya está en nuestro sistema, y eso simplemente no lo podemos controlar. Eso de aguantar un buen rato de pie, bailando y bebiendo, no se nos da.
Hay un sistema interno que nos avisa que ya hay que dormir.
Nos duele perdernos del desmadre
Hay que admitirlo, no somos ajenos. Nos duele ver como se la pasan “bomba” y que nosotros nos tengamos que conformar con el resumen del resumen.
Se nos hace un gasto innecesario
Le encontramos más sentido al gastar en cualquier otra cosa que no sea alcohol o el cover de un antro. Lo sentimos. Llámenos “mamones”, pero así funcionamos.
No hay mayor diversión que el Netflix
Teniendo tantas opciones de diversión en Internet, ¿cómo es que les llama la atención salir?
Solo alguna vez estaría bien
Tristemente nuestra etiqueta de aburridos nos ha jugado una mala pasada. A veces estaría bien salir y disfrutar como la gran mayoría. Pero nuestro mal historial hace que ya ni nos tomen en cuenta.
Los odiamos a todos
Eso sí, nos creemos seres superiores. Por el hecho de preferir no salir e invertir nuestro tiempo en algo más productivo, creemos que estamos a otro nivel y todos los demás son seres humanos a los que podemos odiar.
Lo mejor es que tenemos razón.