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Crónica de una cita destinada al fracaso

Crónica de una cita destinada al fracaso

El mundo de las citas es complicado, y no solo por lo que conlleva lo que es la cita en sí misma, sino por las fases por las que uno pasa antes de verse, sobre todo si acabas de volver al mercado después de superar una larga y tormentosa relación.

Decidiste bajar Tinder

Puesto que últimamente no parecía que existiera la remota posibilidad de que pudieras conocer a una persona de manera normal, has decidido descargarte Tinder. Habías estado dudando algún tiempo sobre si hacerlo o no, porque te daba pena que la gente te pudiera encontrar. Por lo que después de bajártela y borrarla inmediatamente un par de veces, al final, por mero aburrimiento, dijiste “venga va, la tercera es la vencida”. Y así comienzas a forjar tu “catálogo de posibles ligues”.

Conoces a alguien interesante y empiezan los mensajes

No es que sea Míster/Miss Universo, pero está bien, te atrae. Se dan el número de teléfono y no paran de escribirse, parece que tienen un montón de cosas en común, se mandan fotos y hasta notitas de voz. Todo parece ir bien, aunque demasiado rápido. Pero toca el bajo y canta en dos bandas… merece una oportunidad.

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Quedan de verse

Trabajan cerca, qué mejor manera de pasar tu hora de la comida, o más bien las dos horas y media que tienes antes de volver al sufrimiento, que yendo a comer con él/ella. Así que eligen el día de la semana, y plan hecho.

Empiezas a tener dudas sobre si verle o no

No puedes sacarte de la cabeza esa p*** foto que tiene en el WhatsApp y no haces más que pensar “bufff… no me apetece”; lo comentas con tus amigos, en el trabajo, enseñas su foto, “¿y si no me gusta?”.

A lo que todo el mundo te responde: “y si no te gusta qué importa, ve y conócel@”.

Así que decides dar el paso

Total, es cierto, ¿qué puede pasar? Además, cuando llegas y le ves, tampoco está tan mal, y la cita va bien; pero vamos, como si fueran un par de amigos. O eso piensas hasta que llega el momento de despedirse.

El intento de beso

Pasará en el 80% de los casos. Parece ser que es algo instintivo en los hombres, del mismo modo que el instinto de las mujeres les permite hacerse hacia atrás. Seguramente él haya pensado que ella mandaba señales. ¿Y es que a quién se le ocurre mirar a los ojos cuando el otro habla? Es de locos.

Del otro 20%, en un 18 ella quiere pero no hará nada esperando que él de el paso, pero él es demasiado tímido, y se irá cada uno por su lado pensado que el otro es idiota por no intentar nada. Solo en un 2% de los casos ambos quieren y lo hacen.

* Cálculos aproximados hechos por nosotros mismos. Pero seguro que si buscas, encuentras algún estudio de una Universidad americana que lo corrobora.

Intentan volver a quedar de verse y mejor se ignoran

Pero uno de los dos siempre está demasiado ocupado; una cosa es quedar entre semana, que supone mucho esfuerzo, y otra es que te proponga planes para el fin de semana, que los sueles tener reservados para tus amigas/os, o para hacer tus cosas.

Así empieza el juego de ver quién ignora más al otro y provoca que se arrastre para volver a programar una cita. Pero eso ya no funciona, así que se ignoran tanto el uno del otro que llega un día que revisando los contactos de WhatsApp ves su conversación y no te acuerdas de quién es.

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SA

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