Todos soñamos con el equilibrio perfecto entre trabajo y tiempo libre. No obstante, para conseguirlo, lo único que podemos hacer es mejorar nuestra productividad. Solo así conseguiremos dedicarle a cada cosa su tiempo.
En primer lugar, te recomendamos que administres tus estados de ánimo
Es mejor empezar el día con calma, para hacer las cosas bien; e ir añadiéndole nervio progresivamente, para cumplir con todos tus objetivos.
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Antes de intentar hacer las cosas más rápido, asegúrate de que todo lo que tienes que hacer es necesario
A veces perdemos el tiempo realizando tareas que no hacía falta cumplir. Siempre hay que priorizar.
Céntrate en tus cometidos y elimina tus distracciones
Si sueles desconcentrarte mucho en casa o en tu despacho cambia de entorno, tu apretada agenda te lo agradecerá.
No revises nunca tu correo electrónico por las mañanas
No dejes que tu bandeja de entrada sea la que organice tu día, primero cumple con tus obligaciones y luego ya podrás prestarle atención a las de los demás.
Crea tu propio sistema, tu propia rutina
La clave de todo consiste en conseguir que las cosas te salgan de manera automática y no hagan mella en tu fuerza de voluntad. Cuanto más automatizado lo tengas todo, más fácil será.
Por último, define tus metas cada noche
Si te despiertas con los objetivos claros podrás ir por ellos con mayor facilidad. Del mismo modo, cuanto más específico seas con tus objetivos, mejor podrás cumplirlos.