Nos hemos dado cuenta de que el cine la mayoría de las veces nos muestra que dormir con alguien siempre parece un momento perfecto y agradable, pero la realidad es bien distinta. Dormir acompañado es de todo menos placentero.

Estos son los sufrimientos y realidades de dormir junto a alguien.

Los demasiado amorosos

Esta situación se da cuando tienes una cama de considerables dimensiones pero tu pareja decide que es mucho más romántico utilizar solo el 10%. ¡Qué duro es el amor!

No me importas, ahí te voy

Después de un día de esos en los que te levantas a las 6, trabajas sin descanso, no comes en casa, vas al gimnasio y te toca hacer las compras, lo único que quieres es llegar a tu casa, cenar algo rápido y aterrizar en tu cama. En la postura en la que caes sobre cualquiera de los colchones que tienes en casa permaneces las siguientes 8 horas, y ni con agua caliente te sacarán de ahí. Pregúntaselo a tu pareja a la que no has dicho ni hola del sueño que tenías.

Hoy no

Se produce cuando quieres hacer sexy time pero tu pareja no está por la labor. ¿Pensabas que podías escaparte de ir a visitar a tu suegra y tener premio por la noche? Iluso.

Colchón a prueba de todo

Si quieren lo explicamos pero pensamos que no hace mucha falta. Sí, hablamos de esos momentos en los que la pareja va tan bien que solo salen de la cama para abrirle al de la pizza.

Ya no están en edad

Llega un momento en el que ya no son tan jóvenes pero les da por salir el sábado hasta las 7 de la mañana y claro, el domingo su único mejor amigo es el colchón blandito del dormitorio, por eso y porque no se pueden mover sin marearse.