De 1993 al 2010, la educación en nuestro país tuvo un libro que se convirtió en un estandarte de la lectura popular.
Se trata del libro de Español Lecturas para primer grado. Amarillo agradable a la vista, con un perro colorido en la portada y con un contenido sin igual.
Recuerda algunas de sus historias y extraña la primaria.
7 La cucaracha comelona
Esta realmente no tenía sentido alguno, ¡pero era increíble!
La lectura cuenta la historia de una cucaracha que entra a una cocina muy sucia y con muchos residuos de comida. Y como era comelona, comenzó a darse un banquete.
Así siguió hasta que se sintió mal y se recetó a si misma un té de manzanilla.
6 El sombrero de la bruja
A la bruja Ruca se le voló su sombrero y comenzó una serie de aventuras que sólo la bruja podía explicar.
Primero cayó en un señor que trabaja en sus tierras, luego en una viejita y luego en un niño que iba a casa. A todos la magia del sombrero los ayudó hasta que la bruja recuperó su sombrero a cambio de unas monedas de oro.
Las ilustraciones salvaron a este cuento.
5 Los tres cabritos y el ogro tragón
Tres cabritos con forma de persona, vivían en un pastizal que un día se secó. Por eso decidieron cruzar al otro lado del río, pero se encontraron a Mazodientes, un maldito ogro tragón.
Tras comenzar una disputa, cada uno de los cabritos le miente al ogro malo hasta que este se encuentra con el último cabrito. Pero el cabrito queda como héroe al darle un golpe que lo tira al río que se lo lleva con su corriente.
Después de leerlo bien, ¿cómo podía ser esto interesante?¿es acaso un cuento de que sí se puede?
4 Una planta en el estomago
A los seis años todavía estamos chavitos y nos podemos creer toda la basura que alguien nos diga. Pero eso no lo entendían los de la SEP.
El cuento de Emilio era simple, una historia que tal vez muchas veces escuchaste salir de la boca de tu mamá cuando te comías los huesos de alguna fruta.
Emilio se comía unas semillas de frijol aunque su mamá le decía que no porque le podría salir una planta en el estomago. Se iba a dormir y el terror comenzaba. Su cuerpo se transformaba en un árbol y él no podía dejar de sufrir pensando en que su vida se había arruinado.
Para nuestra suerte, Emilio despierta después de su horrible sueño y nos deja tranquilos. De igual manera ya no comemos los huesos desde entonces.
3 No oigo, no oigo, soy de palo
Este era una muestra mas de que intentaban educarnos a través del miedo.
La historia se trata de Luisito, un niño grosero al que cuando le pedían un favor, respondía diciéndo: “no oigo, no oigo, soy de palo”.
Un día se enojó tanto, que pidió que nunca nadie mas le hablara para ser feliz. Pero al día siguiente su deseo se cumplió y no la pasó nada bien. Así duró ocho días y aprendió la lección.
Más de uno sí borró de su vocabulario esta popular frase para hacerse el tonto.
2 ¿Qué le pasó a María?
En un intento desesperado por hacer que los niños se lavaran las manos, alguien consideró que crear esta historia era lo ideal.
La cosa es sencilla: un día María se levantó de mal humor, sin hambre, sin ganas y con un dolor de cabeza. Sus padres preocupados la llevaron al doctor y resultó que la cochina tenía lombrices por no lavarse las manos.
El doctor le da un medicamento y poco después la da por curada. Quedando para toda la vida la lección en Maria y en nostros, de que hay que lavarse las manos siempre.
1 Paco el Chato
La historia de Paco el Chato pasó a la eternidad porque era la primera del libro, la que más acción tenía y porque ese título de “Paco el Chato” está cagado.
Paco el Chato era un niño de seis años que viaja a la ciudad para vivir con su abuela y entrar a la escuela. Cuando entra, su abuela le da la indicación de quedarse afuera y esperar, pero el desobediente de Paco no entiende, se va y se pierde.
Poco después aparece un polícia de los que no existen (buena onda y servicial) y lo ayuda al llevarlo a una estación de radio para dar aviso de que está bien. Su abuela lo escucha y va por él. Paco aprende la lección y nos deja una gran enseñanza.
Que no sabemos cual es, pero seguro algo nos dejó.
