Llega la comida a la mesa y antes de empezar a comer, e incluso antes de que alguien educado diga aquello de “buen provecho”, tres de los amigos con los que estás han sacado su teléfono para hacerle una foto. Hashtag #foodporn, hashtag #sundayfunday, hashtag #AQUISUFRIENDO. Y ahí estás tú, sufriendo de verdad viendo como la gente prefiere pedirse quinoa porque está de moda en lugar de unas buenas milanesas—que llenan más, pero son menos cool—.
Y es que el mundo en el que vivimos está inmerso en una ola de mame que no sabemos si acabará en algún momento. Todo el mundo quiere mostrar continuamente una cara distinta a la real, en una competición con sus followers, por demostrar cuál de todos tiene la vida más apasionante.