Perder un trabajo, especialmente después de un largo período ejerciendo el mismo empleo y tras haber conseguido cierta estabilidad, crea mucha angustia. Dicho de un modo más directo, cuando casi tenías tu vida controlada, pagabas las facturas más o menos a tiempo y conocías de qué pie cojeaban tus compañeros de trabajo, vas y te quedas en la calle. Y, claro, eso da un poco de miedo. Es totalmente lógico y le pasa a todo el mundo. Pero tal vez, pudo ser lo mejor que te ha pasado hasta el momento. Te damos las razones.

¡Soy libre!

Especialmente si tienes derecho a una retribución económica o estás cobrando algún subsidio (con la tranquilidad temporal que esto proporciona), este es el mejor momento para ponerte ante el espejo y gritar bien alto: “¡Soy libre!”. Libre de madrugar, de horarios interminables, de comer rápido y a deshora, y libre del pesado de tu jefe y sus miradas asesinas. De nuevo tienes tiempo para ti, así que no te sientas culpable de hacer con él lo que te dé la real gana mientras tengas ocasión. Eso sí, compénsalo dedicando algunas horas del día a buscar un nuevo empleo.

Reencuentro con viejas amistades o con contactos profesionales

¿Recuerdas a todos esos amigos y amigas a los que no tenías tiempo de ver porque siempre estabas atadocon el trabajo? Sí, los que saturaban tu WhatsApp con mensajes que apenas tenías tiempo de responder. Pues ahora es una buena ocasión de reencontrarte con ellos. Y, por supuesto, también con los contactos de antiguos trabajos o estudios con los que alguna vez hablaste de montar un negocio. ¿Quién sabe? Este puede ser el momento perfecto.

Podrás descubrir quién se preocupa por ti de verdad

Esta puede ser una buena ocasión para poner a prueba hasta qué punto es auténtica la amistad y el apoyo de los que se hacen llamar tus amigos, y también de tus familiares. Si estuvieron en las duras, también deberían estar en las maduras. Por ejemplo, seguro que mientras tenías trabajo más de uno se acercó a ti para pedirte que le echaras una recomendación en la búsqueda de empleo y le hablaras bien de él a tu jefe o le consiguieras una entrevista. Si ahora se han girado las cosas, y él o ella es el que tiene trabajo, podrás comprobar si está dispuesto a ayudarte igual que tú lo hiciste.

Formación, formación y formación

Por supuesto, aprovechar el desempleo para formarse es la mejor opción de todas, incluso en ámbitos que poco o nada tengan que ver con tu campo profesional. Eso te ayudará a adquirir conocimientos y a ampliar tu currículum, con lo que aumentarán tus posibilidades de encontrar un nuevo trabajo.