No es fácil vivir como eructo. Ese gas que habita solitario en la barriga y que en algunas ocasiones juega travieso y se aloja en tus cuerdas vocales, cantando una melodía que para muchos es obscena (¿por qué?). Sin embargo, para otros es una fuente de alegría y diversión. ¿Los eructos son tan malos como parecen? Yo no lo creo, amiguitos.