Conforme el hombre fue controlando la evolución y adaptación del perro su cerebros fueron evolucionando de forma diferente entre especie.

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“Nuestro hallazgo básico es que las diferentes razas de perros tienen una anatomía cerebral diferente” dijo en una entrevista con Gizmodo Erin Hecht, profesora asistente en el departamento de biología evolutiva humana de la Universidad de Harvard, “Esa fue mi primera reacción también: tienen cuerpos diferentes, por supuesto tienen cerebros diferentes. Pero realmente, nadie ha visto esto antes. Lo cual es algo sorprendente”.

Desde que se graduó Hecht ha investigado la evolución de los caninos, pero no dio con este resultado hasta que hizo equipo con Marc Kent, un neurólogo veterinario de la Universidad de Georgia en Atenas, quien le entregó un alijo enorme de escáneres cerebrales tomados de machos y hembras buenos que se habían hecho una resonancia magnética pero que no tenían problemas neurológicos. Con estos escaneos, el equipo de Hecht pudo comparar de cerca los cerebros de 62 perros de raza pura de 33 razas diferentes.

Obvio esto va más allá de la fisiología, no hablamos de tamaño, sino de sus funciones cognitivas, ” lo que encontramos fue que las diferencias en la anatomía del cerebro van más allá de las diferencias en el tamaño del cuerpo, el tamaño del cerebro y la forma general de la cabeza. Y creemos que estas diferencias se explican por la cría selectiva de comportamientos” dijo Hecht en la entrevista con Gizmodo.

El plan a futuro de esta investigación es seguir trabajando con razas de perros que fueron desarrolladas para ser buenas en algo, pero trabajar aún más duro en las especies que aún se siguen construyendo para fines particulares, y con esta investigación conociendo las funciones neurocerebrales puede ser aún más sencillo el trazar el camino evolutivo para dar en el clavo con las necesidades que se buscan.