Cuando pensamos en la inseguridad de un hombre frente a una mujer, es común pensar que viene únicamente de la mano de los celos, pero no es así. Hay más señales que deberías aprender a identificar de una vez.
Lenguaje corporal
El hombre inseguro no puede mantener contacto visual. A veces sonríe de manera inusual y siempre verifica que la mujer esté sonriendo con él. También cruza los brazos en ciertas situaciones, como buscando la protección o en postura defensiva. Se sonroja, transpira y habla torpemente cuando conversa con una mujer.
Su esfuerzo por demostrar superioridad
Parece que su única satisfacción se justifica mediante la infelicidad de la mujer que lo trate, contagiando su inseguridad hacia ella para él sentirse mejor.
Siempre intenta captar la atención, adulándose constantemente con sus éxitos, bienes materiales y buscando la aprobación de otros hombres. También suele ser muy competitivo. Así que facilitará situaciones a su favor en las que le pueda “ganar” a la mujer.
Nada es suficientemente bueno
El hombre inseguro con las mujeres, las juzga muy severamente. Por su esfuerzo constante de superioridad tiene expectativas muy irreales de perfección sobre él mismo. Rechaza cualquier forma de honestidad porque para él eso significa vulnerabilidad y debilidad.
Siempre a la defensiva
Es difícil mantener una conversación constructiva con un hombre inseguro, pues no escucha a los demás, porque solo está pensando en él mismo. Transforma lo que oye en ataque personal y cuando una mujer desafía o critica sus opiniones, pierde el control y tiene reacciones exageradas.
Evita el cambio
Se niega a cambiar sus costumbres, porque eso quiere decir nuevos desafíos y el prefiere quedarse en su zona de confort. Evita también conocer gente nueva, porque con su complejo de inferioridad prefiere no correr el riesgo de encontrar a una personas que pueda juzgarlo. Solo soporta la superficialidad de las relaciones.
Busca controlarlo todo
Una manera muy evidente del deseo de controlar todo es con lo celos. No permite a la mujer tomar sus decisiones ni organizar sus días, en cambio, decide a qué personas puede ver. Por otro lado, lo mortifica que no puede controlar lo que la gente piensa de él.
Huye de la intimidad
El sexo para él nada más es una manera de descargar tensiones y lo considera un deporte. No entiende que uno puede dar sin recibir. Considera el sexo y el amor como un medio para obtener favores. También suele valorarse con única base del atractivo sexual en vez de considerarse a él y su pareja como una persona completa.