Es imposible caerle bien a todo el mundo y deberías darte cuenta de eso de una buena vez.
No tienes por qué estar continuamente fingiendo
Sí, ¿quién no ha escuchado alguna vez una conversación forzada entre dos personas que no se soportan pero que fingen llevarse bien? ¿O a una persona ser amable con otra y luego criticarla a las espaldas sin que esta se entere? Sabiendo desde el primer momento con quién no congenias, te ahorras las decepciones y puñaladas traseras.
Vas a lo que vas
Puedes hacer lo que quieras, porque no te importa en absoluto lo que piensen después de ti. ¿Qué te critican? Que lo hagan. Tú eres feliz contigo mismo y con tus actos. Y a quien no le guste, que no mire.
Adiós a la falsedad
No tienes por qué preocuparte si no te saludan cuando te encuentras a alguien por la calle, así como no tienes por qué saludar. Pueden llamarte mal pedo, sí, pero te evitas esas pequeñas situaciones incómodas.
También te puede interesar: Señales de que estás mejor de lo que crees
Es más fácil ser tú mismo
Esto va vinculado al punto dos: quien te acepte y te quiera, que lo haga por ser como eres. Si no soy como esperabas, no te preocupes, tú tampoco eres lo que necesito.
Sabes quiénes son tus amigos de verdad
Si no tienes reparos en mostrar con quién no congenias, está más que claro que les demostrarás tu cariño, aprecio y amor a los que sí te importan. Y ellos, si comparten esta idea, harán lo mismo. Sinceridad ante todo.
Sabes también quienes no lo son
Y ellos saben que a ti tampoco te caen bien. Fácil, rápido y sencillo.
Te sientes libre
Si algo no te gusta, lo dices. Si no quieres hacer algo, no lo haces. Si alguien es tóxico y no es bueno para ti, lo apartas de tu vida. Porque hay una línea muy fina entre ser educado, y ser un falso. Y así se vive mucho más a gusto, ¿no?