Estudiaste a la perfección tus posibles respuestas, te sabes de memoria la historia de la empresa y le has pedido a todos los dioses de todas las religiones habidas y por haber. El único problema que queda: tus malditos nervios.
Para esa sufrida ansiedad que te ataca, te dejamos los siguientes remedios. Nos agradeces después.
Ve a dar un paseo
No importa si es por teléfono o si ya estás en el lugar. Unos minutos de aire fresco no le hacen daño a nadie, de hecho todo lo contrario. Despeja un poco tu mente, respira y disfruta de lo que te rodea. Te aseguramos que esos cinco minutos te harán mucho bien.
Prepara distintos escenarios
Todo problema presenta una solución, por eso son problemas. Un pedazo de cilantro en los dientes se puede arreglar con traer palillos o hilo dental en el bolsillo. Tu miedo a alguna pregunta capciosa o fuera del libreto, se puede superar con alguna respuesta ingeniosa que tengas preparada.
Planea algo para después de la entrevista
Piensa que debes atravesar ese escenario para llegar a la recompensa que está al final. Un masaje, una buena comida, una cita con tu perro y su paseo o hasta avanzar capítulos de tu serie en Netflix. Piensa en la recompensa y estarás más libre.
Escucha un playlist hecho por ti
Música que te inspire y logre sacar lo mejor de ti. Si no, un podcast o algún speech en YouTube de tu héroe. Todos tenemos algo que escuchar para ponernos de buenas.
Sonríe y agradece
Camino a tu entrevista, sonríe y agradece la oportunidad que tienes. No sólo de tener la entrevista, si no de estar aquí ahora.
Procura tener bajas expectativas
Es difícil, a todos nos gusta ganar. Pero mantener las expectativas bajas y no esperar nada de nadie, es una puerta a la tranquilidad. Estás preparado/a para el peor escenario posible y ya no hay nada más allá de eso.