James Franco es de esas personas que nunca acabas de conocer. Quizá no sea el mejor actor del mundo, ni el más guapo, incluso, puede que lo arruine mucho más que la gente normal, pero también tiene destellos de genialidad bajo su pose de actor guapillo.
No importa si eres hombre, mujer o extraterrestre; el tipo te da argumentos para amarlo.