Por mucho que tengas un nivel medio-alto de cultura siempre habrá alguien que te deje en la miseria cultural porque “¡¿en serio que no has visto la última película de Polanski?! Tienes que verla, y en versión original, ruso con acento de Siberia”. Y tú te quedas destruído porque ayer decidiste ir al cine a ver la última de Marvel y pues no, las de superhéroes no sirven para la conversación. Para esa clase de momentos, esta es la solución.

7 Subir una foto a Instagram acompañada de una frase súper intensa de un libro

La foto puede ser algún paisaje o algo que viste en un museo. La frase si puede ser en otro idioma, mejor. Y si puedes poner muchos hashtags como #meencantaBorges o #Rayuelaforever, ya lo tienes.

6 Ir constantemente a galerías y exposiciones porque “hay que ir”

Aunque luego te dediques a burlarte de ‘grandes’ obras expuestas como un vaso de agua o un montón de plátanos apilados en un baúl.

5 Ir a conciertos raros que no llaman tu atención

Verte con un amigo y proponerle ir a ver un concierto de un grupo que experimenta con los sonidos hindúes y africanos a la vez que canta en polaco con una serie de instrumentos que ellos mismos han diseñado. “Wey, tienes que verlo, es otro pedo”.

4 Tener una lista pública de Spotify con ópera que en realidad jamás escuchas

Y también tener una privada con reggaeton y electrolatino.

3 Tuitear artículos de los que no has pasado de la primera línea

Compartir ese artículo del New York Times sobre la literatura feminista emergente en la Polinesia te dará muchos puntos culturales. Aunque no hayas acabado de leer ni el titular.

2 Mirar rápidamente en Wikipedia algo de la película de culto de la que la gente está hablando

Ir al baño, tirar de datos y absorber como esponja todo lo que tenga la enciclopedia digital para ti. Cuando vuelvas a la mesa serás el mayor experto en cine yugoslavo de la historia.

1 Regalar libros en los cumpleaños de autores que a ti ni te suenan

Pero que has decidido comprar porque estaban en descuento.