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7Boom Tarde

Esto es lo que siempre haces luego de mudarte de casa de tus papás

Esto es lo que siempre haces luego de mudarte de casa de tus papás

Llegará un momento en la vida en el que tocará cambiar de casa, y no es tan fácil. Por si estás en ese momento o lo has sufrido, narramos algunas de las situaciones por las que pasarás, aunque no quieras, al hacer tu mudanza.

Dar la gran noticia a tus padres

Tras 35 años viviendo con tus padres (o ellos contigo, porque a estas alturas no está muy claro), llega el día en el que tomas la decisión de mudarte a tu propia casa. Reúnes a tus padres, les das la noticia y, de paso, les pides dinero para el primer depósito. Si ves a alguno de tus padres llorar no es porque estén tristes de que te vayas sino por todo lo contrario.

La falsa tristeza de tu madre

Como decíamos en el punto anterior, tu madre te dirá que no te vayas, que te echará mucho de menos y que será muy duro para ella que no estés en casa pero, no te engañes, nada de eso es cierto. En su interior la alegría por perder de vista al pesado de su hijo es inmensa. Es muy probable que incluso realice alguna fiesta con sus amigos para celebrar tu marcha en el momento en el que cruces la puerta por última vez.

“Esto lo hago yo en una tarde”

La ilusión inicial por llegar a la que será tu casa te hará pensar que la mudanza no es más que un pequeño trámite que podrás solventar en una tarde. JÁ. Nada más lejos de la realidad. Hay gente que lleva 15 años en su casa y todavía no ha terminado de mudarse al 100%.

Misión imposible

A los 10 minutos de trabajo te darás cuanta de que no será tan fácil como pensabas. Así que tras horas y horas metiendo toda una vida en cajas de cartón, la decisión más sabia que tomas es ponerte a jugar explotando el papel de burbujas.

El baúl de los recuerdos

Hacer la mudanza es un viaje a tiempos pasados. Empiezas a encontrar cosas que tenías por ahí escondidas, perdidas o completamente olvidadas. Y la decisión ahora es complicada, ¿hay que meterlo en las cajas y que se vengan con nosotros o dejarlos olvidados para siempre?

Te darás cuenta de cantidad de cosas inútiles que tienes

¿Para qué guardé yo todas estas cosas? Apuntes de clase, cartas a tus amigos de esos veranos en los que aún no había email, listas de correos del Messenger de los campamentos… ¿Y esto para que sirve ahora? ¿Me darán algo de dinero por ello?

Momento crítico: pedir ayuda a tus amigos

Como buenos amigos, todos estarán ocupadísimos, con miles de excusas y “cosas que hacer” en el último momento, no te va a quedar otra que pedir presupuesto o chantajear/negociar con tus amigos a invitarles a una buena ronda de cervezas para que se les olvide “eso tan importante” que tenían que hacer.

Reto superado

Llegas a tu nueva morada y estás más feliz que un regaliz. Eso sí, tendrás que acostumbrarte a que la única compañía que tendrás durante las primeras semanas (a algunos esto se les alarga y dura años) será la de tus cajas.

La fiesta inaugural

En tu mente planeas la mejor fiesta de inauguración de todos los tiempos pero seguramente no has caído en un par de detalles, no es fácil que la gente acepte tu invitación si dices algo como: “¿por qué no se vienen esta noche a mi casa? No tengo ni sofá, ni sillas, ni mesas, ni refirgerador, ni música, ni televisión pero podemos sentarnos en unas cajas…”

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SA

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