Estas son muy malas noticias y también es difícil de creer. ¿Cómo es posible que un correo electrónico, ese que mandas a través de tu computadora o tableta, celular, etcétera, que llega a otro dispositivo similar al tuyo, contamine el aire? Es una realidad.

International Workplace Group (IWG) dio a conocer que nuestra dependencia de estos e-mails es grande pero también pueden ser una fuente de contaminación, porque no solo consumen electricidad, si no que también almacenan energía y transmiten información a través de los servidores. Sip, malas noticias en efecto.

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Son casi 2.4 millones de correos los que salen cada segundo; al año se mandan 74 billones. Y si contamos que cada e-mail emite 0.3 gramos de CO2, entonces el total al año y en todo el planeta es de 22 millones de toneladas métricas de CO2.

¿Qué hacer para evitar esta prácticas que en principio no parecían malas pero lo son a fin de cuentas?

La vicepresidenta de IWG Mónica Sansores comenta que “todos tenemos que poner de nuestra parte para reducir las emisiones de carbono y obtener una buena calidad de aire”.

De hecho IWG buscan reducir el consumo de agua y eficiencia energética.

“Evitamos el uso de botellas PET e impulsamos la movilidad sustentable, de manera que se obtenga un impacto positivo en nuestros miembros, la sociedad en general y el medio ambiente”, argumentó Sansores.

Otras formas de ayudar es reciclar. De hecho en tu oficina puedes desconectar todo tus aparatos electrónicos cuando dejes de chambear. La comida del refrigerador debe consumirse antes de caducar, hacer conciencia con el uso del papel e impresora, etc.