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Situaciones en las que no debes opinar nada en la oficina para mantener tu reputación

Situaciones en las que no debes opinar nada en la oficina para mantener tu reputación

Cuando se trata de la oficina; habla fuerte, deja conocer tu opinión y haz que tu voz sea escuchada y tenga voto. Pero, ¿hay veces en las que es mejor que mantengas los labios apretados? De hecho sí. Aquí hay algunas situaciones en las que debes ir en contra de que “hablar” es bueno y mejor morder la lengua.

Cuando las emociones se están dejando ir

Acabas de recibir un correo electrónico “venenoso” de un compañero de trabajo. Estás listo/a para saltar a su escritorio con los puños cerrados -y con humo saliendo de tus oídos-, dejarle saber que no estás de acuerdo.

Pero, antes de hacerlo, recuerda esto: Hablar en el lugar de trabajo cuando tus emociones se están saliendo de control, sólo hace la situación mucho peor y con lamentos al final.

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En su lugar, regálate un momento para refrescarte y recuperar tu compostura. Si se trata de una situación que realmente necesita ser abordada, es más inteligente hacerlo cuando no te sientas completamente accionado/a.

Cuando la decisión de tu jefe es la final

Tu departamento está trabajando en un proyecto anual grande, y sugieres un nuevo enfoque que tu equipo podría tomar para hacerlo. Después de una cierta consideración, tu jefe decide poner tu idea en el bote de basura más cercano y apegarse al mismo sistema que él/ella ha usado de toda la vida.

Sabes que tu plan es más eficiente y eficaz, por lo que puede ser tentador responder a su decisión con pruebas aún más de por qué tu enfoque es el camino a seguir. Sin embargo, eso no es recomendable.

¿Por qué? Bueno, si continúas molestando a tu jefe sobre la búsqueda de su opción (o, peor aún, quejarse por el hecho de que no lo hizo), vas a parecer un rebelde insubordinado que está buscando problemas en grande. Cuando tu superior toma una decisión final, es tu obligación respetarla, ya sea que estés de acuerdo con ella o no.

Cuando no tienes nada productivo para ofrecer

Todos hemos estado en reuniones con esas personas que sólo parecen disfrutar el sonido de sus propias voces. En realidad, nunca aportan algo productivo a la conversación; en cambio, simplemente se divierten en su esfuerzo por demostrar que participan en la reunión.

Sin embargo, realmente no hay ningún punto en hablar si no tienes nada de sustancia que decir.

Por lo tanto, si es una crítica que es más brutal que constructiva o un punto que es completamente irrelevante para lo que se está discutiendo, es mejor mantener la calma cuando no tienes nada valioso para ofrecer. Confía en nosotros, todo el mundo lo apreciará.

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SA

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