Tener el cuarto desordenado viene con la juventud, pero hay quienes nos tomamos más en serio esta postura y lo hacemos todo un estilo de vida.
Nuestro hogar se convierte en ese mencionado “basurero” que tu mamá tantas veces criticó de tu cuarto. Y la neta, está chido.
Olores raros soportables
Al parecer insoportables para los demás, algo cotidiano para nosotros. Del baño o de la cocina, ya aprendimos a vivir con ellos.
Regularmente la causa es ese sándwich que lleva ya bastante tiempo ahí.
Hay orden dentro del desorden
Por imposible que pueda parecer, uno sabe perfectamente donde deja sus cosas entre tanto desorden. Si alguien nos mueve algo, es el inicio del fin.
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El valor de las cosas rotas y desaparecidas es incalculable
Son tantas las cosas que se han roto y han desaparecido dentro del desorden, que asignar un valor económico a las pérdidas, ya es imposible,
Todo es culpa de tu mamá
Cuando vivías con tus padres era un desorden controlado que no sobrepasaba los límites. Tu mamá se encargaba de exagerar la situació llamando a tu cuarto un “basurero.” Tus expectativas crecieron y ahora estás en la búsqueda de complacer a tu madre.
Tiene una razón de ser
En Internet hay bastantes artículos que defienden nuestra fea forma de ordenar las cosas. Dicen que somos más inteligentes, así que habrá que creerle a ese vídeo de PlayGround.
Que no nos visite nadie
Si alguien, por cualquier cosa, viene de visita; rompe con un orden natural. Nuestro cerebro explota en el intento de ordenar para dejar todo presentable y que a la otra persona no le de asco.
Queremos ordernar… algún día
En nuestros planes diarios está el dejar de ser así. Comportarse por un momento y arreglar, dejar todo limpio y volver a comenzar.
Pero no sabemos cuándo es que rompemos con ese intento y tenemos que seguir soñando con que ese día llegué.