El debate está abierto, ¿la música es beneficiosa para concentrarse o distrae? Las opiniones son diferentes incluso entre los expertos.

Lo que es un hecho, es que la música es energía y por tanto tiene repercusiones en nuestro cerebro que pueden ser positivas. Éstas son cuatro principales.

Afectivo-emocional

Puede ayudar a relajarnos y reducir el estrés, agresividad y tensión. Además, nos ayuda a expresarnos, así como a mejorar nuestra autoestima.

Comunicación

Aumenta la capacidad de expresión, así como la creatividad. También tiene repercusión en nuestra sensibilidad, tanto en lo que decimos como en lo que dicen otros.

Social

Puede ayudar a la conciencia social y al concepto de pertenencia. Puede fomentar la cooperación en él. Además, reafirmarse en los gustos musicales fomenta la reafirmación de la personalidad.

Cognitiva

Incrementa la atención, aprendizaje y memoria. Estimula la imaginación y creatividad. En ese sentido, esta repercusión es la que más influencia tiene en el estudio.

Sin embargo, esos valores que aporta no son los que se han comprobado durante estudios, sino los efectos que tiene a largo plazo en el cerebro. Entonces, ¿ayuda o no tener música durante el estudio?

La psicóloga española y autora de Camino Felices y experta en dificultades del aprendizaje, Sofía Carriles, afirma que no hay datos concluyentes pues es algo que es “muy personal”. Hay personas a las que le ayuda y personas a las que le distrae.

Sin embargo, y según ella, hay consejos a tener en cuenta si se quiere usar la música. Por ejemplo, es mejor la música sin letra y que el volumen no sea muy alto.

También se recomienda que se adapte la música a lo que se estudia: música más rápida para áreas de conocimiento más mecánicas y música más tranquila para procesar conocimientos semánticos.

La experta concluye que uno tiene que ir conociéndose a sí mismo e ir comprobando qué música le ayuda y qué música le impide rendir. Cuestión de práctica.